Por Washington Cabello
(LA PAZ, Bolivia).- La gran cantidad de desmanes cometidos por el presidente de este país Evo Morales, que culminó con un fraude electoral, buscando perpectuarse en el poder, lo han hecho renunciar, junto al vicepresidente, Álvaro García Linera, y a los presidentes de la Cámara de Diputados, Víctor Ezequiel Borda Belzu, y del Senado, Adriana Salvatierra Arriaza, acorralado por las protestas.
El fraude que fue descubierto por la oposición y confirmado por la Organización de Estados Americanos (OEA), que da cuenta que se cometieron varias irregularidades.
El informe de la OEA señala en el sistema de transmisión de resultados, que un «algoritmo» funcionó mal y cambió los resultados, derivando los datos a un servidor externo no previsto.
Sucedió también que «el gobierno apagó el país cuando iban los resultados en contra de Morales», y se anticipaba una segunda vuelta electoral entre Evo y Mesa. Y cáspita tras el apagón, en el recuento fue cargado de irregularidades también, apareciendo Evo, ganando los comicios, lo que provocó la ira del pueblo, que se tiró a la calle reclamando nuevas elecciones.
El sujeto trató de embaucar a la oposición, llamando a «dialogo», pero esta no se tragó ese veneno, y le dijo, nada que hablar, lo único que el pueblo quiere es elecciones transparentes.
Los reclamos dieron como resultados que Morales, no tuvo más remedio, y llamó a la realización de un nuevo proceso. No obstante después calificó de político el informe de la OEA, y se quizo hacer el Pilatos, diciendo: Nunca he pedido ayuda, negando que el Tribunal Electoral, cometiera el fraude a petición suya.
Ahora resulta que el Ejército, jugó su papel y obligó al farsante, a renunciar como presidente de Bolivia. Este desde su escondite en una zona cocalera del centro del país, denunció que la policía intenta detenerlo con una orden ilegal.
También se dijo que las Fuerzas Armadas, la Policía e incluso sus más cercanos colaboradores, le dieron la esplada, tanto a él como al vicepresidente, Álvaro García Linera, .
El jefe del Ejército, Williams Kaliman, se pronunció pidiendo su dimisión, diciendo:
«Después de analizar la situación conflictiva interna, sugerimos al presidente del Estado que renuncie a su mandato presidencial, permitiendo la pacificación y el mantenimiento de la estabilidad por el bien de nuestra Bolivia».